Las distorsiones cognitivas en terapia de pareja

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Desde el ámbito de la psicología, entendida ésta como la ciencia que estudia el comportamiento y los procesos mentales del ser humano, no existe una única realidad, sino múltiples interpretaciones de la misma.

Existen tantas realidades como seres humanos, puesto que cada ser humano ha construido una única y genuina manera de interpretar el mundo, los eventos, las relaciones, los afectos…

La realidad que percibimos no es más que una interpretación construida en base a nuestros aprendizajes, a las personas que nos han servido de modelo, en base lo que vemos en nuestro entorno, lo que nos cuentan los amigos, lo que  transmiten los medios de comunicación, los libros que leemos o las películas que vemos.

En este sentido, existen múltiples maneras de entender las relaciones de pareja.

¿Qué son las distorsiones cognitivas?

Cada uno de nosotros ha elaborado una idea de lo que “debe ser” una relación de pareja ideal, y hemos llegado a esta construcción mental de la “pareja perfecta” a través de ciertas reglas que nos han transmitido nuestros padres, nuestra propia experiencia con parejas anteriores, esa película de Hollywood que nos encantó y con la que nos identificamos, ese programa de televisión en el que vemos parejas que después idealizamos, lo que observamos en otras parejas que aparentemente llevan relación envidiable o lo que nos inculca la propia cultura en la que vivimos.

Enlazando con esto último, también podemos decir que existen tantos modelos de “pareja ideal” como culturas existen en el planeta. 

Pues bien, la psicología lleva tiempo constatando cómo en esa construcción de las ideas acerca de lo que es una pareja ideal, perfecta y modélica, solemos cometer ciertos errores de interpretación.

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Ejemplos de distorsiones cognitivas

Utilizando una símil algo simplista, a la hora de pensar en nuestra relación de pareja a menudo es como si nos pusiéramos unas gafas de sol que no nos dejaran ver la realidad en toda su riqueza de matices y colores, y que a menudo nos llevan a verlo todo oscuro y monocolor cuando miramos a nuestra pareja, cuando interpretamos lo que dice o hace, o cuando reflexionamos sobre ella. Solemos referirnos a estos errores de interpretación con el nombre de distorsiones cognitivas.

    Algunos ejemplos de estas ideas distorsionadas:

  • “Si me quisiera, me diría te quiero más a menudo, o me mostraría más afecto”. El nivel de muestras de afecto que cada uno entiende como “normales o deseables” varía de una persona a otra. Puede que para mi sea importante dar un beso a mi pareja cuando llego del trabajo, y que sin embargo mi pareja no lo viva así, sin que eso implique que me quiera menos. Puede que mi pareja no me diga te quiero al llegar del trabajo y que sin embargo me muestre su afecto y cariño de otras maneras (preguntando por mi día, interesándose por mi estado de ánimo, asumiendo ese día las tareas del hogar para que yo descanse, etc).   
  • “Soy celoso porque te quiero”. Este error implica que amor y celos siempre van juntos, que son algo inevitable e incluso necesario cuando se quiere a una persona y, lo peor de todo, puede servir de justificación para que uno de los miembros trate de ejercer un control insoportable hacia el otro (controlando sus llamadas, sus salidas, limitando sus relaciones…) 
  • “Hace eso porque…”. Esta distorsión cognitiva se llama lectura de pensamiento. Implica creer que yo sé qué intenciones o pensamientos mueven la conducta de mi pareja. Imaginemos que mi pareja me dice que me la camisa me queda muy bien, pero yo interpreto: “lo dice por quedar bien, pero en realidad no le importa cómo me queda”.
  • “Deberíamos salir más”. Los pensamientos asociados a un debería o deberíamos (deberíamos salir, debería ser más atento, deberíamos tener más sexo, debería arreglarse más, deberíamos visitar más a mi familia, debería ayudarme más, etc”) están detrás de la inmensa mayoría de conflictos de pareja, y pueden llagar a ser muy dañinos si no se identifican y gestionan adecuadamente. Ejemplifican a la perfección cómo hemos construido esa visión de pareja perfecta, de manera que si mi pareja no se ajusta a ella “debería” hacer algo para cambiar, “debería” entender las relaciones como las entiendo yo. Lo que suele esconder un “debería” es en realidad un “me gustaría”. Verlo de esta manera ayuda a entenderlo no como una obligación, sino como una propuesta interesante que puedo proponer y dialogar con mi pareja

Estos son sólo algunos de los muchos errores de interpretación que se analizan en las sesiones terapia de pareja.

Dado que estos errores son inherentes al ser humano, los estudios y la experiencia clínica nos demuestran que aprender a identificar nuestras distorsiones cognitivas va a ser un elemento central en la inmensa mayoría de casos, pues una vez la pareja que acude a terapia logra tomar consciencia de estos errores.

Está en disposición de construir y planificar su relación de una manera más objetiva, positiva y ajustada a la realidad, disminuyendo la frustración que se sufre al luchar por una “relación perfecta” que nunca llega y sustituirla por una “relación satisfactoria y gratificante” en cuya construcción yo puedo participar.

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    Cristina Sánchez Ruiz. Responsable de la Clínica Sánchez de Podología, Fisioterapia y Rehabilitación en el barrio madrileño de Tetuán. Clínica Sánchez es la materialización de más de 20 años de experiencia basada en ese modelo de atención que apuesta por profesionalidad, la cercanía, la escucha activa y la familiaridad. Es dedicar cada paciente el tiempo que necesita y hacerlo compatible con la innovación clínica y la mejora continua.

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